¿Debería comenzar con una sentencia? ¿Una declaración de intenciones? ¿Habría que poner por delante dos o tres afirmaciones que sirvan de rápido tip sobre lo que puede aparecer aquí, sobre qué puedes encontrar?
Qué diferente comenzar con preguntas o sentencias un texto, un proyecto, abrir una ventana. La primera vez que hice algo como esto eran los años 2000, desde entonces como el mar, como una vocación, he ido construyendo en diferentes oleadas y por entusiasmos, para luego demoler y recordar. Así que a algunos que tengan edad esta voz les puede sonar, aunque a muchos espero que no. Ha pasado una vida.
Podría empezar con las sentencias porque quizás tenga ya una decena que me sirven de asidero a veces, aunque a veces también las dejo caer. ¿Parece que es tiempo de sentencias para responder a quienes dominan la conversación? Parece, pero yo no lo creo.
Vendrán Las Iguanas nace de este verso de García Lorca: “Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan”. Este verso me persigue (no me acompaña; me sigue, me persigue, se me pega, it haunts me) desde que hice una pieza de vídeo para hablar de la fotografía de Alvin Langdon Coburn hace miles de años. Para contar esa fotografía de Manhattan, Poeta en Nueva York era perfecto -dimos muchas muchas vueltas- y aún recuerdo que algo en mi nevaba. El trabajo trajo a primer plano lo propio, como tantas veces ocurre, por más que intentemos que no se difuminen los límites.
Y desde entonces así ha sido: ese verso-sentencia me persigue, se me enreda en los pies, se me sale por las costuras. Aún hoy que ha reclamado convertirse en horizonte.
Veo a las iguanas majestuosas, con ese color que va de verde lechuga a verde plata mate, contra el sol, levantando la cabeza, pacíficas, mientras soy consciente de que un coletazo suyo puede mandarme (mandarnos) a la otra esquina del ring con varios huesos rotos y algo de dolor, bastante dolor. Las he visto en Colombia, las veo en mis sueños. Y también las veo bailar. Viven en los árboles.
Las iguanas son básicamente herbívoras. Sus bocas no se manchan de sangre apenas, pero las observo nítidamente abriendo bocas imponentes osando pinzar la carne de hombres y mujeres que no sueñan, carne que por lustrosa que sea por fuera, por dentro es insípida e incolora: si la intentas devorar nada sucede. Es lo que tiene la carne que no sueña. Las iguanas no la muerden para degustar: la muerden para que se le salga el hastío. Y que así lo que palpita encuentre espacio para derramarse.
¿Son tiempos de imaginar? Son tiempos de imaginar si. De reivindicar la propiedad de la imaginación, de soñar como resistencia: tiempos de soñar lo propio, de reivindicar el deseo y la imaginación fuera del patrón (nunca mejor dicho), del patrón establecido. Reclamar la independencia, la comunidad, el sueño compartido. Lo Nuevo que es Malo ha aparecido para quedarse y hay que contrarrestar. Así lo nombro. O conversamos y nos escuchamos con cierta fe (en lo que se quiera, pero con fe) o probablemente nos quedemos más solos de lo solos que hemos llegado a estar en esta última década (hay que leer a Byung - Chul Han).
¿Que vamos a hacer con esta velocidad? ¿Como avivar la luz?¿Dónde guardaremos a los hijos? ¿Podemos protegerlos de nuestros venenos? ¿Cuántas distopías podemos soportar? ¿Qué está en el centro de la cultura ahora? ¿Qué hacer con lo sutil, lo que ocupa, lo heredado, lo deseante?
¿Como suenan varias voces en un murmullo? ¿Qué pasa con la imprescindible conversación intergeneracional? ¿De verdad no sabemos que el miedo lleva al terror, la cárcel deseada y el totalitarismo? ¿Conmigo o contra mi es de lo que vamos hoy, para quien? ¿Puedes mirar al cielo azul sin pensar en el nuevo temporal, llamada Nuria, Charlie, o Maurice y en como arrasa? ¿Que ha sucedido con el sentido del humor, con la risa, a que viene ese miedo en forma de procesos judiciales? ¿Donde quedó hacer risas para vibrar, a qué tanto drama riguroso? ¿Tan inseguros nos ha vuelto un sistema neoliberal donde nuestra vulnerabilidad y nuestra atención son la divisa de mercado, mientras nos deslomamos para ser nuestra mejor versión (asquerosa expresión), que la risa nos agrede? ¿No vemos que pagamos muy caro cada consumo con nuestro tiempo y atención? ¿Sabes que el agua es finita? ¿Donde está nuestro hedonismo y nuestra ternura?
Me río como una iguana con las fauces abiertas con mis amigas, así lo hago. Compro flores. Como para celebrar. Hago de punto de encuentro.
Eduardo Chillida construyó su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de San Fernando solo con preguntas. ¿Hubiera sido yo capaz en esta primera misiva? Quizás hubiera podido, pero quizás os hubiera agitado y agotado demasiado. Too much too soon. Mejor ir con tiento. Pero si algo tengo, son preguntas.
Me entero de lo que sucede y a veces llego y otras no. Adolescencia, el libro de El Odio, La Isla de las Tentaciones, Cónclave, la última de Trump….no siempre llego o no quiero llegar o no puedo llegar a todo o a parte, así que si lo que te atrapa es la actualidad eso está en otro sitio. Aquí el espacio/ tiempo se mueve de otra forma. Aquí Las Iguanas te exigen un salto de fe pues no sabes realmente de que van…
Son días en los que parece que lo que estamos viviendo es lo más extremo, o así me resuena, pero de forma reiterativa, una y otra vez, ¿no es esto una enorme contradicción?. Tanta información sobre la era de acuario y los movimientos de los planetas, vibra demasiado.
Esto es algo cierto:
Lo que esta vivo cambia. A los que no sueñan se les muerde.
Por eso están aquí las iguanas majestuosas. Para recordárnoslo.
Bienvenidas, bienvenidos, bienvenid_s. Quedaros a pasear.
Esto son Las Iguanas. Si te gusta, remueve, despierta: comparte. Todos necesitamos una pizca de sal. O de azúcar. O de chile en polvo…
Y si te ha llegado de segunda o tercera mano gracias a esta maravillosa comunidad, forma parte directa de ella. Puedes probar. Nada es para siempre.